¿Se puede llevar la psoriasis en los genes?

El veinticinco por ciento de las personas que padecen psoriasis sufre de una variedad de la enfermedad transmitida genéticamente. No obstante no existe un "gen de la psoriasis". En cambio existen varios genes que causan una propensión a la psoriasis, situados en varias regiones cromosómicas. Esta sección trata del papel de la genética en la psoriasis.

Introducción

La psoriasis es una enfermedad de la piel crónica y multifactorial, cuyas causas pueden ser genéticas, inmunológicas, medioambientales y psicológicas. Estos factores alteran el funcionamiento de las células cutáneas, especialmente de los queratinocitos y los fibroblastos. Los médicos distinguen entre dos tipos de psoriasis, el tipo 1 y el tipo 2. En el tipo 1 la enfermedad se manifiesta en un niño o adulto joven con una historia familiar de psoriasis. Esta enfermedad suele desarrollarse con más gravedad. La psoriasis de tipo 2 aparece en personas mayores de 40 años, y se da una menor incidencia de historia familiar (1). Esta afección no suele desarrollarse con tanta gravedad.

La psoriasis procede de una propensión genética como mínimo en el 25% de los casos. Esta susceptibilidad genética se demostró en los años sesenta (1.960) gracias a los estudios realizados sobre la población de las Islas Feroes, situadas en la costa del Norte de Europa. No obstante no existe un "gen de la psoriasis" aislado. En cambio, algunos grupos de genes hacen que la piel reaccione exageradamente ante determinados estímulos como las enfermedades infecciosas, el estrés y los factores climáticos.

Todos los tipos de piel reaccionan ante los factores medioambientales, y la renovación de la piel normal se acelera como resultado del estrés y la fricción física. No obstante en las personas que sufren de psoriasis los problemas medioambientales causan una reacción tan fuerte que la piel empieza a descamarse, provocando una inflamación. Es esta inflamación continua la que convierte a la enfermedad en crónica.

Los conocimientos actuales sobre los genes asociados a la psoriasis son insuficientes. No obstante un estudio sobre las familias de personas que tienen psoriasis ha demostrado que existen regiones cromosomáticas asociadas a la enfermedad. En un futuro cercano, los científicos esperan identificar los genes involucrados en la psoriasis, lo cual nos ayudará a comprender los mecanismos implicados en la afección.

Un trastorno genético complejo

La investigación* llevada a cabo sobre los gemelos monovitelinos (gemelos idénticos con idéntica configuración genética) demostraron que si un gemelo sufría de psoriasis, había una probabilidad del 65% al 72% de que el otro también la sufriera. En los gemelos bivitelinos (no idénticos) la probabilidad era del 15% al 30% (2).

Estos números demuestran que la genética está implicada en la psoriasis, pero también demuestran que los factores hereditarios no son la única causa. Si lo fueran, habría una probabilidad del 100% en casos de gemelos idénticos. En consecuencia, queda demostrado que la psoriasis también está influenciada por factores medioambientales. En la actualidad se desconocen el número y el carácter de los factores genéticos y medioambientales implicados en la aparición de la psoriasis.

Además, la incidencia varía de una población a otra. En Francia el porcentaje de población afectada es del 3%. No obstante en algunos países del norte de Europa (como Suecia y Finlandia), y en Rusia, sufre de esta enfermedad un porcentaje del 6% al 8% de la población. La población nativa americana de Los Andes y los esquimales no parecen contraer psoriasis. Este hecho puede tal vez explicarse en base a unas diferencias genéticas asociadas a factores medioambientales.

El sistema HLA y su papel clave en la inmunología

Desde un punto de vista clínico, la psoriasis es la consecuencia de la proliferación anormal de células cutáneas, de la infiltración linfocítica y la vasodilatación. También se produce una inflamación crónica de la piel causada por los neutrófilos polimorfonucleares y los linfocitos T. Puesto que estos últimos también juegan un papel clave en la capacidad de respuesta inmunológica, resulta evidente que el sistema inmunológico está muy implicado en la psoriasis.

Se ha sugerido que la psoriasis puede ser una enfermedad autoinmune, como la poliartritis reumatoide o la espondilitis anquilosante. La función del sistema inmunológico es protegernos de los ataques externos de virus, bacterias, parásitos, etc. No obstante, en una persona que sufra de una enfermedad autoinmune, el sistema inmunológico ataca a partes del organismo del receptor, así como a los cuerpos extraños. La psoriasis puede ser, bien una enfermedad de la piel, o un trastorno autoinmune que presente manifestaciones cutáneas. Cada vez más resultados de estudios apoyan la segunda hipótesis. No obstante, sigue causando controversia el hecho de que pueda clasificarse la psoriasis de verdadero trastorno autoinmune (3).

El sistema HLA (Antígenos Leucocitarios Humanos), que se encuentra en el brazo corto del cromosoma 6, es la parte esencial del sistema inmunológico. Consiste en antígenos que están presentes en la superficie de todas las células del cuerpo. Estos antígenos constan de cinco genes, y están especialmente encargados de reconocer y responder a los antígenos extraños. Capturan material antigénico (p.ej. residuos bacterianos) y lo presentan al cuerpo para preparar al sistema inmunológico ante la posibilidad de una repetición del mismo ataque externo. El sistema HLA consiste en numerosas subunidades, que dan lugar a una variedad asombrosa. Cada uno de nosotros tiene una sistema HLA único, y dicho sistema es esencial en la respuesta inmunológica ante los trasplantes. Cuando se realiza una operación de trasplante, el donante y el receptor deben ser compatibles respecto a los HLA para que el injerto sea aceptado por el sistema inmunológico del receptor (3).

La psoriasis incluye varios genes

Varios estudios destacan que los sistemas HLA de los enfermos de psoriasis tienen una característica común: el 66% de los pacientes tiene una variación especial en la zona HLA del cromosoma 6 (HLA Cw6). Existe una constelación genética especial conocida como Cw6, que está presente en el gen C del cromosoma 6. Aunque esto no constituye una anormalía genética, es un factor de riesgo asociado a la psoriasis. Puede compararse con el hecho de que la piel de los pelirrojos es más sensible a los rayos UV que la de las personas de pelo oscuro. El gen HLA Cw6, que está presente en pacientes de psoriasis, no ha sufrido mutaciones. El mero hecho de que un portador lleve este gen, no significa que vaya a desarrollar una psoriasis. De hecho, el 10% de la totalidad de la población lleva el HLA Cw6, y no todos tienen psoriasis. Y a la inversa, hay personas que tienen psoriasis y que no llevan este gen.

Toda esta información nos ayuda a comprender la compleja naturaleza de la psoriasis. También explica por qué los científicos creen que los distintos tipos de psoriasis (como la de placas, la pustulosa y la artritis psoriásica) son en realidad distintas enfermedades, con factores genéticos distintos implicados en cada sintomatología clínica. Apoya esta hipótesis el hecho de que la enfermedad pueda aparecer a distintas edades, y de que haya tanta variedad en el desarrollo de la afección (algunos pacientes solamente tienen un brote, mientras otros tienen que vivir con la psoriasis toda la vida).

Numerosos estudios científicos de todo el mundo demuestran que hay otros genes implicados en la psoriasis. El sistema HLA es solamente una pieza del puzzle. "La investigación progresa lentamente porque, al contrario de lo que parece, en realidad no comprendemos el sistema inmunológico," dice el Dr. Jean-François Prud'homme de Généthon. "Aunque gracias a la tecnología podemos identificar factores aislados, no somos capaces de analizar sistemas más complejos. Pero nuestra eficacia aumentará en el futuro." Se cree que están implicados menos de diez genes, ya que uno de cada cuatro pacientes sufre de psoriasis transmitida genéticamente. Si estuvieran implicados muchos genes, la probabilidad de transmisión de la enfermedad sería menor.

Referencias:

1) Swanbeck et al., Br J Dermatol, 1995.

2) Schon, N Engl J Med, 2005.

3) Bowcock & Krueger, Nat Rev Immunol, 2005.

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